El huracán devastó a la Península yucateca.
Un día como hoy, pero de 1988, el huracán “Gilberto” cruzó por Yucatán dejando múltiples daños en viviendas e instalaciones de todo tipo, así como árboles caídos, y falta de agua y luz por varios días, convirtiéndose así en uno de los fenómenos más fuertes que ha cruzado por el Estado.
El 14 de septiembre, pero de hace 34 años, el huracán “Gilberto” tomó por sorpresa a los yucatecos que estaban acostumbrados a fenómenos meteorológicos de menor magnitud.
El ciclón cambió la fisionomía de la costa, pues muchas casas de playa se cayeron y aún no las reparan, quedan como monumentos de lo que fue este huracán.
Precisó que el sistema de ciclones ha existido desde la época de los mayas, y siempre grandes huracanes han tocado Yucatán, pero “Gilberto” junto con “Isidoro”, fueron los más poderosos.
El primero fue de categoría cinco, muy especial por su magnitud de destrucción, que provocó en gran extensión, ya que devastó primero Cancún y después la parte norte del Estado.
Si llegara un ciclón similar, no habría tecnología que soportara el embate de un fenómeno como el que azotó el 14 de septiembre de 1988.
La situación jamás volvió a ser igual; la temporada veraniega no volvió a ser la misma porque muchas casas se destruyeron, la carretera costera Chabihau-Santa Clara fue barrida por completo.
En la carretera costera Sisal-Punta Palmar-Celestún la arena fue barrida y hasta ahora sigue igual.
Se dieron pasos de agua que se aprovecharon para hacer los puertos de abrigo de Chuburná y Telchac Puerto, que ya había, pero el agua que entró hizo un canal natural que comunica con la laguna rosada, eso hasta le fecha existe.
Además, este fenómeno “habilitó” ojos de agua para que los flamencos puedan buscar otro hábitat y se creó la zona de estas aves, en Uaymitún.
Fueron tantas cosas las que ocasionó, inéditas, que tomó desprevenidos a los yucatecos que estaban acostumbrados a huracanes pequeños, cuando llegaba un ciclón eran dos o tres días que se movían todas las cosas y regresaban a la normalidad, pero “Gilberto” provocó que permanecieran encerrados por muchas horas, más de 12, y pasar más de 15 días sin agua y sin luz, esa fuera la peor parte.