Uno de los animales marinos con mayor presencia y fortaleza en los océanos son los tiburones. Ya sea por su capacidad de sobrevivencia o sus características físicas, los escualos para muchos de nosotros son elegidos como ‘reyes de los océanos’.
Después de haber estado en la Tierra durante más de 400 millones de años, los tiburones han aprendido a sobrevivir a los desastres originados por el impacto de huracanes, trombas marinas y las erupciones volcánicas. Inclusive han perdurado a pesar de la serie de extinciones masivas que acabaron con franjas de animales y plantas durante millones de años.
La más catastrófica de todas, la extinción del Pérmico-Triásico de hace 252 millones de años, se llama la ‘Gran Muerte’, esta acabó con un asombroso 90 % de la vida marina y el 70 % de la vida silvestre terrestre, y tardó 10 millones de años en desaparecer. A pesar de esto los tiburones han permanecido.
Mientras estudiaban sitios que alguna vez habían sido el fondo del océano durante el período Cretácico, los paleontólogos descubrieron dientes fosilizados del diminuto tiburón Cladodontomorfo, según una investigación publicada en 2013.
Hasta ese momento, los investigadores creían que este tiburón era víctima de la Gran Muerte. Sin embargo, habían sobrevivido dejando sus aguas poco profundas naturales por “ambientes de refugio en aguas más profundas”, concluye el estudio.
Un radar natural anti-desastres
Las tormentas tropicales provocan desalinización, anoxia (disminución de los niveles de oxígeno), agitan el lecho marino, dañan arrecifes, aumentan la contaminación por escorrentía desde la costa y crean contaminación por el arrastre de escombros al mar o por barcos hundidos.
Esto como resultado genera desastres que pueden dañar a los tiburones a través de los fuertes vientos y las corrientes elevadas. Por lo tanto, la evacuación de las áreas cercanas a la costa puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para esta especie marina.
Un estudio de la Universidad Internacional de Florida (FIU), demostró que durante el huracán Irma: tiburones toro, gran martillo y nodriza nadaron hacia aguas más profundas y abandonaron las líneas de costa días previos al impacto, en busca de aguas profundas y seguras.
La Universidad de Massachusetts Amherst también observó que tiburones nodriza, limón, arrecife caribeño y tigre saliendo del área del huracán maría dos horas antes de que llegara a costas y un estudio de FIU también registró la partida de tres tiburones toro una semana antes de la tormenta.
Los tiburones pueden detectar la presión barométrica, utilizando sus células ciliadas vestibulares en su oído interno como su órgano sensorial llamado línea lateral, según otro estudio de la Universidad de Aberdeen. La investigación ha demostrado que solo se necesita una disminución de la presión de 0,005 bar con la que los tiburones reaccionan y responden dentro de los 10 segundos posteriores al cambio.
Su propio sistema de alerta temprana
Los tiburones también aplican sistemas de alerta temprana para vivir en las cercanías de volcanes submarinos . En lugar de la presión barométrica, los tiburones están detectando el campo magnético o el movimiento tectónico de la Tierra. “Pueden sentir vibraciones en el agua o detectar algunos de los sonidos que se producen antes de una erupción”, explica Michael Heithaus de FIU.
Adaptacion mariana y sobrevivencia
Sin embargo, algunos tiburones tienen respuestas diferentes. Los tiburones tigre en las Bahamas no solo se quedaron durante la duración del huracán Mattew, sino que su número se duplicó inmediatamente después, según el estudio de la Universidad de Miami. Se cree que la abundancia de víctimas posteriores a la tormenta atrajo a los tiburones para que se quedaran.
Si bien la mayoría de los tiburones regresaron gradualmente a aguas poco profundas después de la extinción masiva de finales del Pérmico, algunas especies se han adaptado permanentemente a aguas más profundas.
Al estudiar el extremadamente activo volcán Kavachi cerca de las Islas Salomón, un equipo de vulcanólogos registró tiburones martillo y tiburones sedosos que prosperaban en las turbias aguas anaranjadas volcánicas.
Kavachi regularmente arroja fragmentos de roca y el agua está cargada de azufre, dióxido de carbono y metano, lo que hace que sea demasiado peligroso para los buzos explorar. Sin embargo, los tiburones se han adaptado a las aguas hirvientes y tóxicas, están prosperando en las aguas turbias, libres de cazadores humanos.
La actividad humana provocará esta extinción y esta vez, necesitarán más que sus propios instintos para salvarse. Necesitarán acción de nuestra parte, o este puede ser el que no sobrevivan.
Con información de Meteored.